martes, 6 de septiembre de 2011

Las alianzas políticas para el 2012 van firmes para Veracruz.

Peña Nieto y Duarte de Ochoa se reunirán en 24 horas. Las alianzas políticas para el 2012 van firmes para Veracruz. El PRI se esta fortaleciendo en todas sus estructuras. Y como el año electoral esta a la vuelta de la esquina, pues los “amarres” van en serio, tan es así que mañana martes en la ciudad de Xalapa se dará una reunión privada entre Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México y Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz. En la comida se espera que estén presentes, Luis Videgaray, quien será el coordinador de la campaña de Peña

Nieto para la Presidencia de la República.

Enrique Peña Nieto y Javier Duarte de Ochoa

En la comida que este martes 6 sostendrán Enrique Peña Nieto y Javier Duarte de Ochoa se espera que estén presentes, Luis Videgaray, quien será el coordinador de la campaña de Peña Nieto para la Presidencia de la República; Jorge Carvallo Delfín, Presidente de la junta de coordinación política del PRI; Eduardo Andrade Sánchez, Diputado Local; Erick Lagos Hernández, Subsecretario de gobierno; Juan Nicolás Callejas, líder de los diputados federales; Marcelo Montiel Montiel, Secretario de la Sedesma; Reynaldo Escobar, Procurador de Justicia; y Víctor Flores Olea, Diputado Federal y líder de los ferrocarrileros.

ESCENARIO

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Gabriel Arellano López
El país de Calderón
¿Por qué será que las versiones oficiales, como el quinto informe del presidente Felipe Calderón, acerca de nuestra realidad cotidiana, se perciben tan lejanas al sentir de la gente?
Siempre, o casi siempre, el discurso del gobernante va divorciado de lo que la sociedad piensa y el ciudadano de a pie vive.
Por ejemplo, si nos atenemos a lo descrito este viernes 2 por Calderón respecto al país que tenemos, deberíamos asumir que los mexicanos nos solazamos en un paraíso.
Habla el Presidente de un seguro popular con el que la gente se cura cuasi mágicamente, que brinda excelente, suficiente y oportuna atención médica, donde la dotación de medicamentos es puntual, etcétera, etcétera. ¿Usted le cree?
Dice el mandatario que si en 1986 la deuda externa del país equivalía al 60% del Producto Interno Bruto, hoy sólo es del 9% del PIB; que tenemos 137 mil millones de dólares en reservas, suficientes para pagar más de 2 veces la deuda del gobierno federal. ¿Será por esto que el gas, la gasolina y muchísimas cosas más suben y suben de precio constantemente y los salarios alcanzan para mucho menos hoy que antes?
Calderón sostiene que México es el país con mayores facilidades para la inversión en América Latina y que su gobierno ha otorgado más de 300 mil créditos a pequeñas y medianas empresas precisamente porque las facilidades de crédito son 6 veces mejores que con su antecesor Vicente Fox. ¿Por qué, entonces, habrá tantos cierres y quiebres de negocios y tanta gente sin dinero, desempleada y sin expectativas alentadoras para sobrevivir honradamente?
Empotrado en su triunfalismo, Calderón dijo que mantendrá la guerra contra la delincuencia. Es una guerra que contabiliza ya entre 40 y 50 mil asesinados, más quién sabe cuántos “daños colaterales”, pero que no son suficientes cadáveres para detener su ímpetu, por más que a diario se escuchan voces de víctimas y de gente autorizada que le dicen al señor Presidente que su estrategia es equivocada y que debe rectificarla.
En su columna Bucareli del pasado 29 de agosto, en El Universal, Jacobo Zabludovsky describió magistralmente la verdadera situación de México. Intituló su trabajo “¿Informe? ¡Disculpas!”. Y en la parte inicial describe con certeza lapidaria lo que ocurre en México.
“El jueves pasado marca la debacle de toda la estrategia de lucha contra la delincuencia. En el mismo día un periodista de Sinaloa es ejecutado de un tiro en la nuca y 52 personas mueren en Monterrey por un ataque de la más desafiante crueldad a un garito corrupto. Se combate en todos los frentes. Como si se hubiera planeado, la violencia crónica asciende a violencia crítica precisamente ocho días antes del informe. Basta de triunfalismos ridículos ante la pavorosa realidad que ha puesto a México, desde hace cinco años, en el camino de una agonía terminal. Es hora de pedir disculpas y asumir responsabilidades. Basta de reuniones inútiles y atoles con el dedo. Si la Constitución obliga a presentar un informe sobre ‘el estado general que guarda la administración pública’, habrá que pedir disculpas no sólo por declarar una guerra sin saber las características del enemigo, sino por fallar en todas las ramas de la mentada administración”.
Un escrito contrastante con el discurso presidencial, apabullante, como la realidad que vivimos.
NUMERALIA
1.- La tragedia que manos criminales provocaron en el casino Royale de Monterrey, el jueves 25, “perdió” otro hecho notable: el asesinato del periodista Humberto Millán Salazar, director del diario digital A Discusión y conductor de uno de los espacios de noticias de Radio Fórmula, en Sinaloa. Exactamente una semana después, el jueves 1, fueron encontrados los cuerpos sin vida de otras dos periodistas: Ana María Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga. Con estos crímenes, asciende a 84 el número de periodistas victimados desde 2000 y a 8 en este 2011. La constante en estos casos es la impunidad, atribuible a las autoridades que incumplen su deber legal de esclarecer los hechos y que, por desgracia, anima a consumar atentados criminales.
2.- Los atentados que se registraron la madrugada de este viernes 2 en Xalapa contra taxis y taxistas no deben minimizarse. Al contrario, las autoridades tienen que investigar a fondo. Se habla de actos de pandillerismo o de disputas por concesiones. Quién sabe. Parece difícil creer que pandilleros se hayan coordinado de tal forma para incendiar 7 vehículos al mismo tiempo en distintos rumbos de la ciudad y, de paso, calcinar a dos choferes. Y de las disputas por concesiones no se conoce hasta hoy que entre taxistas prevalezca semejante salvajismo.

EL OBSERVATORIO FIEL

Fidel Herrera Beltrán
Actuar ya para detener la pobreza y la inseguridad
 
La desaceleración económica en Estados Unidos ha cambiado por completo las expectativas de crecimiento para México en lo que resta del año y para el 2012. Se olvidan quienes diseñan las políticas económicas de nuestro país que el factor externo puede trastornar los planes de desarrollo interno y así lo demuestran los hechos: los mercados bursátiles retroceden, las multinacionales repliegan sus inversiones y las entidades financieras internacionales ajustan sus previsiones de crecimiento a la baja. En las últimas tres semanas se han generado expectativas económicas poco alentadoras para el futuro inmediato de la nación.
Ante un crecimiento del 1.6 por ciento del Producto Nacional Bruto (PNB) estadounidense, inferior a lo esperado, el Banco de México pronostica que la economía mexicana crecerá medio punto porcentual menos, es decir, sólo 3.5 por ciento con relación al Producto Interno Bruto (PIB). En los hechos, esa diminución representa que dejarán de generarse en el próximo año alrededor de 100 mil empleos.
Es un hecho que México está rezagado en competitividad respecto a otros países que promovieron reformas estructurales hace veinte o treinta años y que en el nuestro siguen pendientes. Hoy más que nunca es urgente modernizar e innovar las instituciones del Estado para que impulsen la eficiencia, la competitividad y el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas que finalmente son las que generan el 75 por ciento de los empleos en nuestro país.
Por el lado del imperio de la ley, el escenario tampoco se presenta alentador. El Gobierno Federal aparenta saber hacia dónde se dirige, pero los resultados indican que vamos por otro camino. La inseguridad jurídica es un factor que inhibe las inversiones al generar escenarios inciertos. Los empresarios requieren de un sistema judicial que dirima las controversias de manera clara y transparente, por lo que su actual opacidad desalienta el crecimiento. Así lo muestra el hecho de que la Inversión Extranjera Directa se haya contraído de manera reiterada en la última década.
Este panorama sugiere que la crisis económica que se asoma en Europa y en Estados Unidos hará sentir sus efectos con mayor intensidad en el 2012, por lo que veremos en los próximos meses si las políticas del Gobierno Federal en turno fueron las correctas para evitar el impacto externo. No podemos evitar que nos afecten las fluctuaciones, vivimos en un mundo globalizado, pero lo que sí podemos hacer es crear las bases para que la economía las resienta con menor intensidad, sobre todo en lo que corresponde al fortalecimiento del mercado interno y a la creación de empleos. El gobierno federal se empeña en promover la paradoja de una economía con indicadores económicos generales positivos, pero con variables económicas familiares negativas y que identificamos en el crecimiento galopante de la pobreza. El tema de la distribución del ingreso ha quedado rezagado, nadie lo expone, pero sigue siendo un tema prioritario de la agenda nacional.
Fortalecer la clase media, revertir la crisis y guiar el país por una senda cierta de progreso se reduce a dos elementos fundamentales: más inversión y mayor impulso a la producción competitiva. Cuando el Banco de México apunta que es necesario “cambiar la estructura de incentivos por una que conduzca a mejoras en la productividad y permita detonar mayor inversión en diferentes sectores de la economía”, habla de incrementar la capacidad de los mexicanos para hacer más cosas en menor tiempo y a eso se le llama especialización y desarrollo de competencias humanas para el trabajo.
También requiere romper las distorsiones del mercado interno que detienen el crecimiento. Recientemente el Senado de la República, con el impulso de los priístas, aprobó reformas a la Ley de Competencia, que sin duda modifican las barreras de entrada que imponen los monopolios a los nuevos competidores, con lo cual confiamos en que se avanzará en la modernización que el país requiere.
Los gobiernos de la alternancia suponían, por su perfil de derecha, que sabrían impulsar el desarrollo empresarial, generando las condiciones para que la inversión creciera y los negocios proliferaran, pero les ha costado casi dos sexenios darse cuenta de que las buenas intenciones no corrigen los problemas estructurales de la economía nacional. Ante esto, es urgente brindar más facilidades a los mexicanos para abrir nuevas empresas y ayudarlos a sobrevivir al difícil primer año, no es sólo incubar negocios, sino también encaminarlos.
México no tiene una estrategia integral para enfrentar las injusticias internas ni las crisis externas. Se trata de evitar el ciclo perverso que multiplica la pobreza, extingue la clase media y hace más desigual la repartición de la riqueza.  Necesitamos el diseño de nuevos modelos que permitan amortiguar los efectos de la desaceleración de la economía mundial y sus crisis recurrentes. Insisto, lograrlo pasa necesariamente por un reordenamiento e integración regional de las cadenas productivas que eleven la productividad y fortalezcan el mercado interno.   
Pero sobre todo, el país requiere promover condiciones propicias para el crecimiento económico y la generación de empleos, así como democratizar, de una vez por todas, el acceso a las oportunidades a las que tienen derecho los mexicanos.